domingo, 7 de diciembre de 2008

De Los placeres y las ruinas.


Sin fin de la muerte.
A José Gorostiza.

Que se sepa sólo hay un encanto fecundo
que sea capaz de devolverte de la muerte.
(Por el rigor del vaso que la aclara el agua toma forma)

Estamos equivocados,
como errada está la flecha que disparó el destino,
seguimos siendo muertos andando hacia la muerte.
y sin embargo todos llegaremos a la edad de abrazar el aire
y de llorar un instante, solos.
es inevitable.

(Agua que es inteligencia,
inteligencia que es sólo en vida
y en “sonoras estrellas precipita
su desbandada pólvora de plumas”)

La muerte. Qué sabemos nosotros de la muerte.
Has vuelto de ella, circundado de violas y de lluvias,
y has encontrado a mujeres con las piernas más abiertas,
más sanas -tras meses de ascéticos ayunos-
y te has casado, nomás porque sí, con la que juzgaste más fuerte.

(La muerte no se entiende en la vida.
La muerte se entiende en la muerte que:
“Trae una sed de siglos en los belfos”.)

Y sin embargo todos – dioses o demonios, céfiros o diablos-
llegaremos a la edad de deshacer un hilillo de humo con los dedos.

(En la muerte no hay inteligencia, espero morir para entenderla)

Eterna soledad en llamas,
ángel de peso delicado;
tú que eres cadáver, explícame,
habla...
grita...
...escucho.
(noviembre- 01)




XI

Mata sin querer el ángel que te cuida en la ventana.
Guarda una moneda azul en tu mejor zapato.
Llora en la noche un llanto ditirambo
Canta una canción que guarde un secreto
Abre la caja de Pandora.
Maldice tu suerte.
Cruza la línea.
Rézale al diablo.
Ruégale a Dios.
Elucubra.
Inventa.
Sueña.
Ama
Ríe
Sé.



XIII


Sagrado corazón que estás en los cielos,
Resguardado sea tu nombre;
Sacrificado sea tu cuerpo.
Hazme padecer el hambre de tus muslos;
Sécame por dentro los pulmones;
Haz volar mis ojos mutilados;
Comparte conmigo el pan que hay en tu pecho
Que yo lo compartiré con los malditos,
Con los deformes, con los que no tiene rostro
Y con los eternos asesinos.
Ofréceme de ese fruto que produces
Dame de beber de la ambrosía de tu sexo.
Líbrame, quémame, amamántame
Y después libérame de todos mis pecados.
Amen.
6- Jun-02

XVI

Cernuda.
Voy a morir de deseo.
L. Cernuda.

Comprendí un día que los viejos hermosos,
Luis, no deben morir.
Deben trepar los miembros con sus pies heridos.

Siempre figurará la danza macabra,
Danza maldita, danza de la muerte,
Entre los hombres que aman a los hombres.

Yo niego la belleza de tal credo,
Estatua derrumbada,
Luz lejana de la tierra que ha caído.
El amor es primacía. No importa la materia.

No creo en la sombra de la espada
Que pende sobre tu cabeza en el vacío.

La muerte asecha en silencio.
Whitman canta.
Siguen muriendo los hombres, por el sueño, transgredidos.

Reencarnarás en mis manos, Luis, alguna noche
De raíces que el sol no ha visto.
Nacerás de pura ira, de puro deseo que no ha sido.

Yo ofreceré mi carne de adolescente.
Abriré en dos mi pecho enrarecido.

Voy a morir de un deseo, de un deseo compartido.

Véngate conmigo de la larga muerte
que ha tumbado tus hombros en el largo destino.
Carne de todas las carnes
parten las piedras del río.

Quiero cantar con tu boca que se seca en el estío,
Mármol que reboza semen.
Deseo que muere de frío.


XXVI

Parece mentira
no haber encontrado nunca la verdad;
no haber sabido hallar la nota.
Hay un piano,
un registro flotando en el aire…

Nunca más, ni un sollozo....
Hay, también, una luz sobre el río,
y no sé cómo, pero parece mentira
que en la fotografía todos nos veamos felices.


XXVII

Veremos nuestras ambiciones consumadas.
Llenaremos nuestras arcas de mujeres y tesoros;
corromperemos nuestros cuerpos con dulces horrores
y nuestros lechos cantarán hermosas melodías.
Mas nunca en la mano mantendremos
al amor
como se mantiene a una pequeña ave palpitante.

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