domingo, 7 de diciembre de 2008

Contraportada. Kenia Cano.


Cuerpo Interrumpido (y siete sonetos) de Afhit Hernández.

Esta bellísima contraportada se la debo a la poeta Kenia Cano. Aparece en el segundo libro. Otra vez gracias al cielo.

Un cuerpo, nuestro cuerpo, interrumpido por el sueño de las apariencias, interrumpido como un templo vacío en el que no se ora más. El punto de partida, el claro que dejaron lumbres antiguas, ritos perpetrados por los otros, caminos emprendidos ¿para qué? Las palabras caen frente a la transparencia de una noche que aterra, el poeta dialoga con un pasado largo y absurdo, en donde el futuro de la poesía no es muy claro.

Cuerpo y forma poética intercambian su sitio, ahora la forma comprime y la piel no alcanza para este sueño en donde la “libertad” del verso no nos hace más libres. Se reconoce la muerte del cuerpo amado, el cuerpo de la poesía que antes hablaba con los dioses.

Afhit Hernández confronta a la materia y con ello a su deseo. Apuntala la falsa solidez del cuerpo y el gozo ciego e indiferente. Sumido en esta desesperación se ve obligado a matar el cuerpo, el nuestro, dejándonos caer en un sueño devorante.

Una vez aceptada esta derrota, el derrumbe de la materia, el cadáver que somos, perdidos en un paraíso elemental, entonces el poeta reconoce como único guía al Corazón y con él inicia la vuelta retornada.

Yo frente al bronce negro de un barón alemán,
entorno los ojos hacia el cielo casi nocturno...
un pétalo cae en mi pecho

En este paisaje desolado, en una ciudad común, el poeta escucha a pesar de todo el canto de un pájaro extraño, como queriendo compartir cierta esperanza. En este honesto sumergirse, nos ofrece un camino para recuperar la inocencia y con ello el diálogo antiguo con dios, cerrando el libro misteriosamente bajo la tutela de siete sonetos.

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