jueves, 19 de febrero de 2009

Wilbert


No estaba en la sandía,
ni en los peyotes que cultivas en la terraza.

No estuvo tampoco en la breve vida cercana al sueño
o en los amores,
los que se van o los que nunca se han ido,
aunque hayan muerto.

En tu casa nos encontramos con nosotros mismos.
Esas noches calientes,
con lunas o sin ellas,
tan lejísimos el mar y nosotros navegando.
El bochorno tibio del jazmín arábigo
derrite los hielos de nuestros vasos sin nada.

Los horóscopos no son más que pretextos
para pensar en una vida que no es la nuestra,
que dejamos de vivir antes de nosotros mismos,
como si nos repitiéramos mil veces
que la alegría es un pájaro perdido en nuestra sangre.

Y tanta música, cuántos discos,
libros, cafés, la mariposa negra de la poesía,
cigarro, flor y sulfuro,
la hermosa jaula donde perdernos.

No estaba en el llanto,
o en las fiestas donde no conozco a nadie…
Pero igual que yo, tú también buscas algo…
Y yo, igual que tú, no sé tampoco dónde encontrarlo.

2 comentarios:

Alma Karla dijo...

En efecto es así.

Unknown dijo...

cómo calificarlo, no sé, pero sin duda me ha encantado. un saludo, querido poeta y amigo.