
Quién soñó lo que soñó Karla,
un río de lirios rotos,
una cadena de huesos,
una hermana, un padre, una patria.
Huele a niña,
carga un pétalo en el envés de la mano.
Y no se muerde los labios finos,
pues no se permite ningún gesto débil.
Ni una historia de derrota:
-Esta es la vida- me dijo un día.
-No hay otro momento que éste,
O tú, ¿qué piensas?
Anda, dime algo-
Yo miraba un jazminero y recordaba mi infancia.
Pero ella hablaba del futuro y creaba historia,
Amamantaba un eterno monstruo de ceniza.
Un portento dormido entre los libros.
-O ¿tú qué piensas?
¿Habrá otro momento para nosotros?
¿Quiénes somos, Afhit, de nosotros quién se acordará?-
Me decía, y entrecerraba sus ojos de gaviota.
Y ahí, era tan bella como un filo de Dios
corriendo entre una marejada de yeguas.
No esperaba respuesta
y es ahora que le contesto.
“Quizá nadie se acuerde de nosotros,
pero sé que tu recuerdo sobrevivirá a mi muerte”.
Y sí, tenía razón en todo,
siempre la tuvo;
por eso la quiero tanto:
“Esta es la vida, querido Afhit; no el paraíso”.
un río de lirios rotos,
una cadena de huesos,
una hermana, un padre, una patria.
Huele a niña,
carga un pétalo en el envés de la mano.
Y no se muerde los labios finos,
pues no se permite ningún gesto débil.
Ni una historia de derrota:
-Esta es la vida- me dijo un día.
-No hay otro momento que éste,
O tú, ¿qué piensas?
Anda, dime algo-
Yo miraba un jazminero y recordaba mi infancia.
Pero ella hablaba del futuro y creaba historia,
Amamantaba un eterno monstruo de ceniza.
Un portento dormido entre los libros.
-O ¿tú qué piensas?
¿Habrá otro momento para nosotros?
¿Quiénes somos, Afhit, de nosotros quién se acordará?-
Me decía, y entrecerraba sus ojos de gaviota.
Y ahí, era tan bella como un filo de Dios
corriendo entre una marejada de yeguas.
No esperaba respuesta
y es ahora que le contesto.
“Quizá nadie se acuerde de nosotros,
pero sé que tu recuerdo sobrevivirá a mi muerte”.
Y sí, tenía razón en todo,
siempre la tuvo;
por eso la quiero tanto:
“Esta es la vida, querido Afhit; no el paraíso”.
1 comentario:
Nó sé qué decir. Nadie jamás había escrito un poema tan bello.
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